martes, 24 de abril de 2012

Escuelas democráticas.

                

  Las escuelas democráticas son una opción más entre las consideradas escuelas alternativas. Se podría decir que las escuelas alternativas son llamadas así porque son una opción que es minoritaria frente a la prevalente.
   La principal característica de las escuelas democráticas es que la participación en ellas de los alumnos y del personal es libre e igualitaria. Esto se aplica mediante la toma de decisiones conjuntas por parte de todos los participantes en lo relativo a la organización cotidiana y el aprendizaje.
   El conocido escritor Tolstoi fue el pionero en la apertura de una escuela de este tipo en su Rusia natal a finales del siglo XIX. Pero la que sin duda mayor notoriedad ha alcanzado es Summerhill, fundada por Alexander S.Neill, en Inglaterra. En la actualidad hay más escuelas democráticas en el mundo, aunque siguen siendo una rareza.
Los aspectos más significativos de estas escuelas son los que siguen:

Currículum
  No se sigue un currículum obligatorio prefijado, sino que se enfatiza en el aprendizaje como fruto de la actividad voluntaria y el mero interés del estudiante por realizarla. Se estimula mucho el intercambio de ideas, la conversación, entre los alumnos, ya que interactuar con otras personas es básico para encontrar los propios intereses. A menudo los estudiantes de mayor edad son “tutores” de los más jóvenes. En definitiva, el alumno es quien decide qué, cuándo, cómo y con quién aprende.
  Cada uno es responsable de su propia educación, y deben tomar decisiones constantemente. Hay quien lo considera una forma de “unschooling”.

Calificaciones
  Dada la ausencia de currículum oficial, es difícil poder establecer una clasificación de estudiantes en función de sus logros. Por ello, las calificaciones no existen. Los exámenes que se llevan a cabo son los que el estado exija y los que las universidades requieran para ingresar en ellas.

El juego
  No hay ningún tipo de restricción a jugar. Los estudiantes pueden hacerlo tanto cuanto quieran, y sin que nadie dirija el mismo. Los juegos electrónicos  están también aceptados. Gran parte del tiempo suele pasarse al aire libre. La mayor parte de los críticos a este tipo de colegios centran sus dardos en la consideración (ampliamente aceptada) de que jugar es perder el tiempo, a no ser que se trate de juegos educativos. 

Castigos
  Contrariamente a lo que muchos podrían esperar, sí que existen los castigos o sanciones. Generalmente, se crea la figura del mediador, que intenta que cuando surge un conflicto, escuchando a las dos partes, éstas lleguen a una solución. Pero no siempre es posible. Si la asamblea o el tribunal que se crea para dirimir estos problemas concluye que alguien ha actuado de manera incorrecta, le puede imponer (o no) una sanción. 

PARA SABER MÁS

 
 En este libro, Apple y Beane han seleccionado cuatro experiencias de trabajo cotidiano de profesores de primaria y secundaria directamente comprometidos en prácticas escolares innovadoras y que hacen de la democracia su estilo de vida y su ideal. Sus acciones atestiguan el poder de las personas que trabajan en equipo para superar dificultades y conseguir metas creativas en educación. En momentos en los que se está poniendo en cuestión la viabilidad de la escuela pública, las experiencias que aquí se recogen nos recuerdan su importante papel en la cimentación de bases firmes sobre las que asegurar y perfeccionar sociedades democráticas.

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